NEGATIVO Y RABIOSO

 

Todo fue fingido allí,

hasta mi acento.

No había trago en el trago

y el olor a marisco

siempre fue intencionado.

Sólo queríamos infundirte

un poco de ánimo

y lo logramos,

y lo lograste,

siempre a la luz

del semáforo de señales

que alumbró —leal—

la noche eterna.

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