CARTA AL GRADUANDO DEL FUTURO

 

Carta al graduando del futuro



Querido Willie,



En el momento que toques los primeros acordes en esa guitarra abandonada por años, esos acordes aprendidos de forma autodidacta en la internet; en el instante que abras tu boca para intentar cantar mientras tocas —lo recordarás—una canción de Chris Cornell, tu vida cambiará para siempre.

 

No importará que te hayan diagnosticado una enfermedad mental con tan sólo 20 años de edad. Tu bandera, como dice el poeta, será tu corazón. Tampoco tendrá relevancia que tus amigos te hayan dejado solo y que los expertos hayan pronosticado que nunca podrás estudiar, ni trabajar, ni llevar una vida normal. Lo lograrás. Lo harás aún con el lastre de los 10 miligramos de ese fármaco tomados diariamente durante 13 años. 13 años.

 

Pues bien, a pesar de que las pastillas del doctor inevitablemente te dormirán en la clase de 7, te convertirán en un “angelito” y te pondrán a cantar como un Robocop frente a tus compañeros, estudiarás, perseverarás, te graduarás y trabajarás en lo que estudiaste. Tus armas y escudo serán una volición esmerada, la inocencia musical (vaya arma) y tu amor más puro: el apoyo de tus padres.

 

A diferencia de lo ocurrido en el colegio y en el pregrado de Literatura, al que sucumbiste por el ataque de tu propia mente, nunca perderás una materia en Música. Nunca a excepción de una sola y esa única, que te retrasará ella sola 3 años, hará que las lágrimas de sangre, el esfuerzo y estar al borde del alféizar —sólo salvo por un sueño— valgan la pena al final.

Porque volverse un músico y, además, un cantante profesional, tomando la primera clase de técnica a los 25 años, es un desafío que trasciende la física. Que lo indaguen si miento. Precisamente por ser un metafísico, porque hacer lo que vas hacer sólo lo hace un loco o un dios, empezarás y terminarás la carrera. Eso sin tener ni idea, pero ni idea de música ya viejo. En tan sólo 8 años, créelo, es meritorio, estarás preparado para ser un profesional del arte.

 

Y conocerás gente genial, verás cosas que no son usuales de ver, romperás umbrales, aprenderás a ser disciplinado y por esa disciplina serás un referente. En noveno semestre harás un tesis destacada sobre tu propia enfermedad y tendrás tu primer empleo como músico en una obra de teatro. El público pagará por verte, compartirás tu arte en auditorios atestados de gente y ganarás dinero por lo que algún día soñaste.

Asimismo, tu promedio académico, que no determina nada en el mundo musical, será alto y también será indicativo de un talento que no creerás tener por vergüenza. Cuando la vergüenza o pánico escénico se hayan ido, justo en medio del fin del mundo que habrá en 2020, también se irá el talento de tu voz y así es como aprenderás a valorar lo que tienes, sea poco o mucho.

 

Después de esa pandemia futura, abrirás los ojos para ver que si bien —por asuntos metafísicos también— no resultas ser el mejor cantor, sí destacas en el resto de componentes del arte y así, sin haber recibido tu título, cosecharás lo sembrado y empezarás a trabajar en lo tuyo, en lo que soñarás al principio de todo ejercer: producción de audio.

Carísimo William del futuro, tu coraje dará fruto: habrán valido la pena las noches tristes, los fines de semana en casa, las críticas, las comparaciones, la cama ancha, el cansancio de una rutina de estudio constante, el desierto, el intentar ser normal o pasar desapercibido, el desprecio, el descifrar una doble realidad todo el día todos los días, el inclemente paso del tiempo, los hábitos del cuerpo y espíritu para recuperar tu mente herida, el sinsentido, los sueños rotos, la juventud perdida y en síntesis, el dolor, que es inevitable, pero que a veces y en tu caso delatará una sóla cosa: crecimiento.

Sé feliz y siembra amor, Willie. Te espera una aventura asombrosa. Sólo unos pocos y tú sabrán qué y cuánto esfuerzo costará esto, pero lo poco será suficiente para ser feliz. En tu corazón agradecerás a Jesús, que es Dios, a tus padres, a tu familia, a tus amigos, a tus maestros y a todos los que harán que te gradúes a pesar de la adversidad. ¡Lucha! ¡NO TE RINDAS NUNCA! ¡NUNCA! Bendiciones en tu viaje, loco soñador. Te amo.

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