Kenningars de nostalgia
Caímos sobre el colchón
afectados por ese veneno
que es el alcohol.
Estábamos desesperados.
Elevamos una plegaria
pronunciando
la oración del maestro
y la tranquilidad
se esbozó en nuestros labios.
Después unimos
nuestros seres mientras
la luna pendía
en el techo de mi habitación.
La muerte fue simultánea.
Fuimos tan felices
comiendo helado
sabor a macadamia
al desayuno,
justo después del amor...
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