Ganas de nada


Ayer se me durmió el brazo bruto
y en el hombro nació un lunar rojo.
Hoy no tuve miedo al trueno cercano
cuando me sorprendió la lluvia en el bosque.
Mañana seguiré cruzando las calles
de la misma forma temeraria
que no dejará de ser mía.
No le veo nada de sagrado
a pernoctar la oscura noche en este planeta.

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