El golpe invisible de la vida,
el que nadie ve,
pero que yo reconozco,
me ha hecho aprender,
madurar mejor que nadie,
por lo menos en ciertos aspectos.
Ahora sé muchas cosas,
cosas utilísimas.
Por ejemplo:
sé que en vez de tener aurículas y ventrículos,
tengo corazón.
Sé que soy el recuerdo de aquel…
aquel síndrome de abstinencia.
Sé que soy el de los párpados nerviosos,
causa del insomnio en un tiempo ya  remoto. 
Sé que soy el que desacierta
como el vuelo de una mariposa.
 Sé que soy el que vio que la hora ya viene.
Nada más.

Eso soy.

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